¿Qué ocurre una vez que una persona toma la decisión de realizar una sesión de Terapia Regresiva?
En una primera toma de contacto, le aclaro en grandes rasgos dudas sobre qué es y sobre todo qué no es la Terapia Regresiva, esta previa toma de contacto suele darse por teléfono.
Al paciente se le hace una anamnesis, es decir una serie de preguntas, que puede rellenar por sí solo antes de venir a la consulta para que llegue a ella con los “deberes ya hechos”, con la ventaja que al inconsciente ya se le ha dado la oportunidad de despertar y ponerse a trabajar, por así decirlo.
La otra posibilidad consiste en hacer las preguntas en la misma consulta, previamente a la regresión, lo que posibilita al terapeuta fijarse en el impacto emocional que ciertas preguntas y respuestas pueden suscitar en el paciente. Sea como sea, las respuestas se comentarán antes de empezar.
Una vez finalizada esta primera toma de conciencia, el paciente se tumba preferiblemente en un colchón en el suelo, por motivos meramente prácticos - ya que la experiencia me ha mostrado que hay personas que viven la situación tan intensamente que el propio colchón les queda pequeño.
Para facilitar la interiorización, instruyo al paciente de mantener los ojos cerrados durante el transcurso de la regresión pues por ellos nos llegan la mayor parte de los estímulos que provienen del exterior. Se facilita así el viaje hacia nuestro interior, por así decirlo. También le recuerdo que se limite a decir lo primero que venga a su conciencia, sea lo que sea, sin someter aquello que salga al juicio de la mente analítica; precisamente es ésta la que buscamos dejar en descanso para dar paso al inconsciente.
Las semillas de sésamo son muy nutritivas y nos aportan importantes beneficios para nuestra salud. El sésamo son las semillas de una planta originaria de la India y África llamada Sesamum indicum.
La composición nutritiva de los granos de semilla de sésamo es muy interesante y nos aportan proteínas vegetales, fibra y ácidos grasos mono y poliinsaturados que son beneficiosos para nuestro organismo. Contienen también vitaminas como la vitamina B1, La b9 y la E y sales minerales como el magnesio, hierro, calcio, fósforo, zinc y potasio.
Es uno de los alimentos más ricos en magnesio. Cada gramo contiene 351 mg de magnesio y se aconseja su consumo para paliar el déficit de magnesio que padece cerca del 80% de la población que causa diferentes patologías como el estrés, la ansiedad, la falta de relajación muscular y arritmias cardíacas. La falta de magnesio es la principal culpable de la muerte súbita de los deportistas que no tienen problemas cardiovasculares.
Limpieza, reconstrucción y repoblación del sistema digestivo.
El sistema digestivo humano es el gran mártir del siglo XXI. Lo llenamos de comida poco saludable como los azúcares, las proteínas animales, la leche y derivados, el alcohol, los alimentos procesados, la comida rápida entre otros; los medicamentos, que interfieren con el metabolismo y lo agreden, como los antibióticos, los ansiolíticos, el paracetamol, el ibuprofeno, para citar sólo los más comunes; y también de emociones negativas, como el estrés, la ansiedad, los miedos, los celos, los nervios, la rabia, y no lo cuidamos nunca. La razón es que no vemos nuestro estómago y nos cuesta sentirlo. Cuando nos rompemos una uña ¡corremos a urgencias!, cuando nos duele la barriga, ¡nos tomamos un té o una poleo-menta! y esperamos a que pase...
Pero el sistema digestivo es el que nos sostiene, que nos da la energía de cada día, nuestro ánimo y buena parte de nuestro sistema inmunitario. Si falla, estamos de bajón, nos cuesta digerir (hinchazón, flatulencia, acidez, pesadez gástrica,...), tenemos el ánimo por los suelo y nos dejamos invadir por pensamientos negativos, además de tener las defensas bajas.
Todos estos síntomas debilitan el órgano y acidifican el terreno. Sabemos de sobra que la acidez es la puerta abierta a las enfermedades, a la proliferación de las bacterias, de los parásitos, de los hongos, de las oxiuros, de las candidiasis y de las inflamaciones de los intestinos entre muchos otros.
Hay que imaginar el sistema digestivo como una casa dentro de nuestro cuerpo, con unos habitantes que no son nosotros, que son las bacterias y las enzimas, pero que trabajan activamente para nosotros haciendo la digestión y el sistema inmunológico. El problema, en la mayoría de la gente con una vida moderna, es que la casa está destrozada y llena de okupas, dificultando mucho el trabajo de la flora intestinal y de los intestinos. Primero, hay que sacar los okupas, los parásitos variados, para dejar espacio, después hay que reformar la casa para que sea acogedora y, por fin, repoblar con unas poblaciones sana de bacterias y enzimas vivas que van a reproducirse y crear una flora intestinal funcional y eficaz.
Te apuntas al gimnasio pero siempre encuentras excusas para no ir. Te dices frases como: «Ya empezaré mañana, total por un día no pasa nada» o nunca encuentras el momento para ordenar las facturas o para estudiar inglés. Esta tendencia que tenemos a aplazar las asuntos pendientes o a demorar nuestras obligaciones, se llama procrastinación. Todos en algún momento, hemos dejado para mañana lo que podíamos hacer hoy, pero si esta actitud se vuelve habitual, puede llegar a convertirse en un trastorno de la personalidad que debe ser tratado por profesionales para indagar en las causas de la procrastinación ya que este comportamiento, a parte de ir en detrimento de nuestra autoestima, puede llegar a tener serias consecuencias en nuestras relaciones tanto personales como profesionales.
Imaginemos una persona que en su trabajo siempre posterga sus obligaciones o que se compromete a realizar alguna tarea en casa y siempre la deja para más adelante. La procrastinación será vista por su jefe o por su pareja como una dejación de sus responsabilidades y, por tanto, le generará problemas como el despido o la ruptura de la relación.
En el proceso de procrastinar, pasamos por tres fases: una primera, en la que nos sentimos rechazo por la actividad u obligación que tenemos que realizar, una segunda de ocupación, en la que sustituimos la tarea a desempeñar por otra que nos agrada y la tercera de justificación, en la que aparece la típica frase de «no pasa nada, ya lo haré mañana» que busca contrarrestar el posible sentimiento de culpa o convencer a la persona que nos está reprochando nuestra falta de responsabilidad.