Este articulo está extraído del libro "Tiempo de salud tomo III" publicado en Noviembre de 2010.
Como autor, todos mis textos, son de libres acceso ya que van dirigidos a la importancia de la información para prevenir deficiencias orgánicas. Considero una aberración cobrar por dar consejos de salud y por ese motivo me dedico a la investigación y no a la consulta privada. Intento dentro de mis conocimientos, así como los de otros colegas de profesión dar a conocer todas cada una de las informaciones y novedades que puedan dar mejor calidad de vida al ser humano.
En este caso como miembro de la Fundación Alianza para la Salud divulgo todo aquello que debería ser la obligación de las Instituciones Sanitarias de cada país para prevenir y garantizar la salud y la calidad de vida.
Cuando preguntamos a cualquier persona que sufre de dolor osteoarticular, en la mayoría de los casos afirmará que su estado empeora en invierno, con el frío, la humedad o el viento, y mejora en verano con el calor.
Para la Medicina Tradicional China (MTC) el invierno es la estación del elemento Agua. Pero no del agua en movimiento, que fluye suavemente en los arroyos, sino del agua helada, endurecida e inmóvil. El frío hace que todo vaya más lento, hasta congelarse.
En los seres vivos ralentiza el metabolismo y retarda la circulación. El frío no solo se refiere al clima exterior, también puede tener un origen interno, porque falta calor orgánico debido por ejemplo a un exceso de comidas y bebidas frías, o por consumir medicinas consideradas como frías (como los antibióticos, las aspirinas y los antiinflamatorios en general).
Según la Organización Mundial de la Salud, en menos de 20 años la depresión será la primera causa de discapacidad en todo el mundo. Sin embargo, en la práctica clínica se constata la existencia de un trastorno aún más frecuente que la depresión: la ansiedad. Y teniendo en cuenta que ésta puede ser la antesala de depresiones, obsesiones, fobias, trastornos alimenticios, metabólicos y otras enfermedades aún más complejas y graves, podemos deducir y afirmar sin riesgo a equivocarnos, que la ansiedad es una de las mayores amenazas presentes y futuras para la salud de millones de personas.
La razón por la que a la ansiedad no se le reconozca su importancia epidemiológica real es que, desde un punto de vista patológico, mantiene un rol sociosanitario inferior a la depresión, lo que propicia que se encuentre infradiagnosticada e insuficientemente tratada y, en consecuencia, no se contabilicen tantos casos, ni tan graves, como en la depresión, lo que comporta que la ansiedad no se encuentre en lo más alto de ese ranking oficial de morbilidades, aunque en ocasiones se la mencione solapadamente con la depresión.
Desde 1980, cuando nació el primer bebé probeta, comenzaron una serie de controversias acerca de los efectos que podía tener en el bebé que la fecundación fuera artificial.
Sin embargo, solo ahora, después de 30 años y de los avances en diagnóstico ecográfico, se ha podido documentar lo que es un verdadero riesgo para los niños concebidos por FIV (Fertilización in Vitro, por sus siglas en español), sea cual sea la técnica utilizada.
Se había observado que los bebés por FIV tenían la tensión más alta que los bebés nacidos por métodos naturales, por lo que se tomaron 100 bebés de FIV y se siguieron en su desarrollo fetal y se compararon con 100 bebés concebidos de forma normal.