Hola a todas. Gracias por los enlaces. Estoy de acuerdo con vosotras: normalmente hay poca reacción por parte de los colegios e institutos y parece que todavía no hay un protocolo o enfoque común desde el que abordar esta problemática y adaptado a la realidad educativa española. El problema del acoso entre iguales, acoso escolar, o bullying, como se ha popularizado actualmente, no es un problema reciente, sino que ha existido siempre.
Prácticamente cualquier persona creo que recuerda momentos o escenas de su vida escolar en las que ha visto, ha participado o bien ha sufrido situaciones de este tipo, en las que una persona o un grupo focaliza sus odios y fobias en otra persona o grupo. Creo que el más habitual e inocente si queréis, era cuando habiendo varios grupos dentro de un mismo curso normalmente identificados con letras (a, b, c en mi caso) tenías clarísimo que los de las otras clases eran peores, malos, o más tontos, o más lo que se os ocurra, pero peor, que el propio grupo. Esto daba lugar a toda una serie de dinámicas que de haber podido, seguramente se habrían descontrolado en muchos casos. Luego en cada grupo también estaba el que habitualmente era el más gracioso, el más guapo, el más popular, pero también el que olía peor, o el más tonto, o el que era más lento y peor en todos los deportes. La diferencia creo que con respecto a aquellos tiempos es que coexistiendo con estos fenómenos estaba la idea más o menos asentada de que había unas normas, una autoridad que las hacía cumplir, y unos límites que no se podían traspasar, mientras que hoy esto no es tan claro, y además los escenarios han cambiado bastante con la introducción de las redes sociales y el mundo cibernético al que normalmente además los profesores no pueden, o no saben, o a veces no quieren llegar. Juntando esto, los cambios que se han dado en la crianza y la falta de tiempo para pasar con nuestros hijos, sumado a las dificultades de adaptación al tiempo presente de los modelos pedagógicos y educativos, ha facilitado que el acoso escolar sea hoy un problema para el que por lo menos en España no parece haber un enfoque común como parece que sí hay en los países nórdicos, con una realidad educativa además muy diferente.
Una de las claves más importantes para entender el desfase de España con respecto a otros enfoques es que las faltas de respeto a la autoridad siguen siendo algo absolutamente imperdonable, mientras que las faltas de respeto o incluso las agresiones entre iguales se ven como algo más normal, esperable, y muchas veces no se interviene con ni mucho menos la dureza del otro caso, ni con la consistencia debida (no pasar ni una). Cuando lo cierto es que para mí lo más natural es rebelarse contra la autoridad, especialmente cuando es una autoridad arbitraria y coercitiva como habitualmente son las autoridades escolares, y lo imperdonable es agredir a un compañero.
Junto a esto, llama la atención la poca importancia que normalmente se le da a los espectadores, que además de espectadores, y esto creo que es algo que no se menciona en el documento enlazado, también son víctimas vicarias, de esos acosos y de esas agresiones, además de en ocasiones cumplir una función facilitadora del mantenimiento de esas dinámicas.
Dinámicas que no excluyen una alternancia de papeles entre los roles de víctima y de agresor, porque las cosas no son tan sencillas como buenos y malos niños, y es imprescindible integrar en los enfoques de violencia el ciclo que se da a veces desde la posición de víctima (fuera del colegio normalmente), a la de agresor como parte de un mecanismo de defensa.
Ojalá que poco a poco vayan calando enfoques más complejos para este y otros tipos de violencia.
Un saludo.
Iñaki López
Psicólogo en Madrid
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