El dolor es una señal de advertencia de nuestro cuerpo de que algo no va bien. Generalmente, ese "algo" está compuesto por aspectos emocionales y físicos que se influyen mutuamente. Existen pocas enfermedades con un origen estrictamente fisiológico o genético. La mayoría de las veces, si nos tomamos el tiempo de explorar las enfermedades en profundidad, descubrimos que no son algo casual, independiente de la personalidad y las vivencias de la persona afectada.
En este sentido, estoy completamente de acuerdo en que la medicina occidental, por diferentes motivos, no presta suficiente atención a los factores emocionales que hay detrás de las enfermedades. Lo mismo ocurre con el dolor, sobre todo con el dolor crónico.
Respecto a cuáles son los abordajes emocionales y psicológicos que se pueden llevar a cabo, hay muchas opciones y creo que la integración de diferentes métodos es la mejor opción. Desde nuestro enfoque, la Psicoterapia Humanista Integrativa, acompañamos a las personas a conectar con su dolor y explorar qué les puede estar diciendo. Para ello, se pueden utilizar diversas técnicas, algunas provenientes de enfoques como la terapia Gestalt. En general, se trata de darle cabida y voz al dolor, para que pueda contar su historia. Poco a poco se van descubriendo cosas muy interesantes. Por ejemplo, qué cargas lleva asumiendo la persona toda su vida, qué límites sería bueno para ella poner, en qué aspectos puede estar descuidándose, etc.
Espero que te sirva la respuesta