Hola Andrea, planteas un tema muy interesante.
Las consecuencias emocionales del dolor crónico dependerá de varios factores:
- Intensidad (cada persona tiene un dintel al dolor diferente, por lo que es muy individual)
- Cadencia a lo largo del día, puede ser constante, episódico, variable, en relación al movimiento, en reposo...
- Que lugar del cuerpo duele, no es lo mismo un dedo, una mano, toda un extremidad, dolor generalizado...
- Lo invalidante que pueda ser, si permite seguir con su vida a la persona o le obliga a la inmovilidad...
Pero por lo general el dolor crónico va minando la alegría, la vitalidad y el ánimo de la persona que será en mayor o menor grado dependiendo de los factores anteriores.
Sabemos que el dolor aparece y se mantiene por una combinación de factores físicos, psicológicos y neurológicos. Yo siempre me planteo ¿que fue primero el huevo o la gallina? quizás intervengan los tres factores simultáneamente. Por mi experiencia, cuando un dolor mejora en la sesión pero vuelve a instalarse en un corto plazo siempre indago en el tema psicológico, ¿que está viviendo en ese momento y como le está afectando? cuando ayudo a resolver esa situación el cuadro se restaura completamente. En el caso de dolor crónico, pregunta clave: ¿que ocurrió en su vida en el momento que apareció? o ¿como influye su carácter en la gestión de su vida? En el dolor crónico a veces no hay una causa concreta sino una suma de muchos años, que suele tener que ver con el carácter de la persona y su gestión emocional en el día a día. Hablo desde mi humilde opinión y experiencia. Un abrazo