El enfoque con el que trabajo considera la terapia como un proceso de auto-observación creada en un contexto de intimidad. Ayudo al cliente a tomar conciencia de cómo se maneja con su experiencia y cómo puede desarrollar su capacidad para vivir una vida satisfactoria, llevándolo a contactar con sus propios recursos, y utilizarlos.
Empleo un Enfoque Terapéutico Humanista e Integrativo-Relacional que incluye, entre otros, la Terapia de Carl Rogers, la Gestalt, el modelo IFS o Sistema de la Familia Interna, Brainspotting y el modelo Sistémico de las Constelaciones Familiares. Combino el uso de las diferentes técnicas tratando al cliente de un modo integral, incluyendo la atención al pensamiento, a las emociones, a los recuerdos, a las conductas y al cuerpo, siempre en un contexto relacional.
La persona que decide hacer terapia puede sentir que las dificultades se manifiestan en forma de malestar difuso, tristeza, depresión, ansiedad, miedos, fobias, obsesiones, confusión, falta de autoestima, inseguridad, somatizaciones, estrés, insomnio, adicciones, problemas de relación con los demás, problemas laborales, etc.
El objetivo del terapeuta es entender la experiencia del individuo desde el punto de vista de éste. Valora positivamente al cliente como persona en todos los aspectos de su humanidad, mostrándose abierto y genuino. Esto es vital para ayudar al cliente a sentirse aceptado y comprendido, y así conectar con sus valores internos y el sentido de la propia valía. Esta reconexión con sus recursos internos les permite encontrar su propio camino para seguir adelante.
El propósito central de este enfoque es facilitar la tendencia hacia la auto-realización del cliente. La auto-realización es la creencia de que todos los seres humanos persiguen lo que es mejor para ellos. Este tipo de terapia facilita el crecimiento personal y las relaciones del individuo, por lo que le permite explorar y utilizar sus propias fortalezas y la identidad personal. Un terapeuta centrado en la persona va a ayudar a este proceso y proporcionar un apoyo vital.
Se enfoca más en los procesos que en los contenidos. Pone énfasis sobre lo que está sucediendo, lo que está pensado y sintiendo en el momento presente, más que en el pasado. En este sentido, se centra en el aquí y ahora, no para dejar de lado la historia de la persona, sino para mirarla desde el presente: cómo se viven y cómo afectan los hechos pasados a día de hoy. La persona es quien es, entre otras cosas, por lo que ha vivido.
El objetivo de la Terapia Gestalt es ayudar al cliente en su problemática, haciéndole más consciente de cómo ha llegado hasta el punto en el que se encuentra y cómo aprender a actuar de otras maneras, devolviéndole la capacidad de elegir qué opción quiere tomar para afrontar la vida, ampliar el campo de posibilidades y dejar de reducirla a una o unas pocas opciones (adicciones, depresión, ansiedad, etc.). Gracias a esto, la persona puede conocerse mejor y recuperar la creatividad perdida.
El modelo IFS o Sistemas de la Familia Interna, creado por Richard Schwartz, es un modelo de psicoterapia que ofrece un método claro, no patologizante, de entender los problemas humanos. Al mismo tiempo ofrece una innovadora y enriquecedora filosofía de práctica con mindfulness que invita al terapeuta y al cliente a entrar en una relación de transformación en la que la curación puede ocurrir.
Es una herramienta con la que podemos sentir que siempre formamos parte de un grupo: una familia, un barrio, un pueblo, una empresa, un grupo de amigos... Nos permite identificar las causas por las que nos sentimos en conflicto en un grupo o relación concreta, así como trabajar para encontrar nuestro lugar y lograr un sentimiento de pertenencia y armonía en dicho sistema.
El modelo sistémico parte de la base de que los seres humanos somos seres sociales, vivimos en grupo y necesitamos los unos de los otros. La salud mental está estrechamente relacionada con la pertenencia a una red de relaciones familiares y sociales armoniosa, donde se tienen en cuenta nuestras necesidades de valoración, reconocimiento y afecto.
Cuando un miembro tiene síntomas (ansiedad, depresión, obsesiones, adicciones...) afecta a todo el grupo, y trabajar su vivencia contribuirá a la mejora de la persona y a generar un funcionamiento del grupo más saludable.