Tratamiento de ansiedad, miedo, fobia, rabia, culpa y depresión

Jordi Ysàs
15 Jun 2018 lectura de 12 minutos
Tratamiento de ansiedad, miedo, fobia, rabia, culpa y depresión Recomendado

En Terapia Emocional tenemos el convencimiento que la mayoría de los trastornos emocionales, como los trastornos de la ansiedad, miedos, fobias, obsesiones, decaimientos, estados depresivos, manías compulsivas, etc., tienen un origen de impacto emocional. Esta situación de impacto emocional, también llamada escena original, marca en muchos casos un antes y un después en la vida de la persona. En otros casos esta escena original queda totalmente olvidada, o sin una relación directa o aparente con el trastorno emocional que en la actualidad le está afectando.

En los primeros casos de escena de impacto evidente son los llamados situaciones de shock, o trastornos de estrés post traumático, TEPT, y son producidos por una situación traumática violación, perdida repentina, accidente, atentado a la vida, etc., que ha puesto en peligro la seguridad, la estabilidad o la vida de la persona.

En los otros casos no se ha producido un impacto, sino una serie de situaciones reiteradas y repetitivas a lo largo del tiempo, como abusos, vejaciones, malos tratos, humillaciones, etc., siendo la suma de situaciones de forma acumulativa el que crea el trastorno emocional o TEPT.

También hay que distinguir que la emoción es un estado subjetivo del individuo, y que situaciones vividas en un colectivo solo le supone trauma a una parte de esos individuos y no a todo el colectivo, por lo que podemos distinguir situaciones de trauma con "T" mayúscula y situaciones de trauma con “t” minúscula. La misma situación vivida por una persona le pude suponer un trauma y a otra persona no le puede causar ningún trauma, ya que esta segunda persona dispone de los recursos necesarios para afrontar y superar esta situación.

El que una persona desarrolle los recursos necesarios para afrontar y superar situaciones de estrés, o de escenas originales vividas de impacto emocional o traumáticas, superándolas sin ningún trauma y otras queden afectadas por traumas emocionales que a lo largo de su vida le generaran miedos, fobias, obsesiones, depresiones y trastornos de la ansiedad, depende de los recursos que cada individuo dispone.

Estos recursos se forman en el individuo durante su etapa de desarrollo y formación emocional. Si durante esta etapa de formación emocional, donde se fraguan y aprenden los recursos emocionales y estrategias para afrontar situaciones conflictivas y de impacto, se producen escenas de impacto emocional o traumáticas, estas situaciones o traumas vividas a estas edades tempranas de formación, impiden que se generen los recursos necesarios para superar situaciones relacionadas emocionalmente en el futuro.

Recordemos que la emoción es totalmente subjetiva, por lo que una reprimenda, cachetes, castigos, tocamientos, imposiciones, chantajes infringidos por padres, profesores o adultos puede ser vivido de forma muy distinta por un niño que por otro. Puede vivirse de forma muy aleccionadora para unos, o ser un verdadero trauma con “T” mayúscula para otro que lo está viviendo, al tiempo que para el resto de los niños de la clase o familia es motivo de risotadas y burlas.

Esto explica porque unos individuos resultan traumatizados por una escena que para ellos es de impacto emocional y otros individuos superan la situación sin generar trauma alguno.

La escena fundante

El origen de todo ello lo encontramos en la denominada escena fundante. Esta escena fundante, acaeció durante la formación emocional del individuo que suele desarrollarse hasta los 12 años. Durante esta época de 0 a 12 años desarrollamos todos los recursos que aplicaremos durante la vida para afrontar situaciones difíciles, conflictivas o de impacto emocional, por lo que en el futuro podremos desarrollar herramientas de dialogo, concordia, aceptación, intercambio, sentimientos de superación, valor, fuerza de confianza, empatía, etc. O por lo contrario frente a la misma situación podemos generar sentimientos de culpa, rabia, odio, dolor emocional, miedo, fobia, decaimiento, depresión, obsesiones, manías compulsivas, trastornos de relación, de la sexualidad o comunicación, etc...

Hemisferios cerebralesPara generar recursos de afrontación y superación, los denominados recursos o herramientas que nos permiten relacionarnos con éxito y superar las frustraciones o fracasos, aprendiendo de ellos para no repetir los mismos errores y generar un aprendizaje. Las experiencias vividas de toda índole hay que vivirlas con un procesamiento mental paralelo en los dos hemisferios cerebrales, el emocional derecho y el racional izquierdo.

Por eso es de mucha ayuda la Integración Cerebral de las experiencias vividas de forma traumática, todo lo que vivimos es captado y procesado por nuestros dos hemisferios cerebrales, uno el derecho, procesa todo lo relacionado a las emociones y con qué sentimiento lo estoy viviendo, el otro el izquierdo, procesa todo lo relacionado al raciocinio a la comprensión de todo lo que está sucediendo.

En situaciones de “normalidad” cualquier experiencia es vivida proporcionalmente igual por un hemisferio que por otro, al 50% de actividad y reprocesamiento en el hemisferio emocional y el 50% de reprocesamiento del hemisferio racional, dando un 100% efectivo de procesamiento de lo que está ocurriendo. De esa forma, comprendemos cómo y porqué tenemos esta emoción frente a esa situación y generamos el recurso, el aprendizaje, para superar ese obstáculo la próxima vez, o repetirla y mejorarla para obtener más satisfacción en caso de ser una experiencia satisfactoria y placentera.

Respuesta ante situaciones de inseguridad, instabilidad y peligro de vida

En el caso de situaciones de estrés, peligro, acoso, que pongan en peligro nuestra estabilidad, seguridad y vida, el hemisferio emocional se dispara con sensaciones de ansiedad, miedo, pánico, activándose a proporciones del 60, 70, 80, o 90% de la actividad total. Esto hace que el hemisferio cerebral racional reste frente esa situación de peligro, acoso, inseguridad, indefensión, con una actividad de reprocesamiento muy baja del 40, 30, 20 o del 10%. No pudiendo reprocesar racionalmente lo que esta sucediendo, y no pudiendo generar el recurso de aprendizaje de esta situación frente a la repetición de este o de situaciones similares, generándose un shock o situación de trauma.

La respuesta del individuo frente a esta situación vivida, donde su capacidad de respuesta está totalmente condicionada por su actividad cerebral ha sido la siguiente: si su actividad cerebral del 100% de actividad lo ocupaba el 70 al 80% el hemisferio emocional y solo el 30 o 20% del racional, su respuesta ha sido totalmente emocional, actuando con tres respuestas posibles:

  1. En algunos casos luchando con rabia y furia frente a ello haciendo cosas que ahora no se lo explica, por ese arranque de rabia e ira que lo ofusco y le impidió pensar, razonar lo que hacía. Son los casos donde se han sentido acorralados o agredidos y su respuesta a sido de ataque y furia pasando de víctima a verdugo.
  2. En otros casos su actuación será presa por un miedo aterrador que lo paralizará, igual que un ratoncito acosado por un león, quedando totalmente paralizado a la merced de su agresor, la víctima acosada y acorralada por su verdugo.
  3. Y en un tercer caso optará por la huida, que de no ser efectiva caerá en un estado extremo de ansiedad y el consecuente ataque de pánico. La explosión histérica de la víctima al ser reducida por su verdugo.

Vemos aquí tres casos de respuesta a una situación de trauma ya sea ejercido por una persona o por situaciones climatológicas, ambiéntales, naturales o sociales, terremotos, cataclismos, ataques terroristas, guerras, violaciones, peleas, agresiones, etc., vividas a distintos niveles de intensidad en una escala del 1 al 10, desde tocamientos a la violación, desde la perdida al asesinato, desde la intimidación a la agresión o de la destrucción a la perdida total de la seguridad e integridad. Estas situaciones de shock y trauma son evidentes en escalas superiores del 5 al 10 pero quizás, han sido borradas de la infancia o son poco detectables en escalas inferiores del 1 al 5. Pero afectan de igual forma y activan los resortes de resistencia emocional en la actualidad generando los trastornos emocionales.

Estos traumas, tanto en escalas superiores como inferiores, son detectables cuando la persona tan solo en recordar el hecho acaecido, rompe a llorar y desemboca en una emoción de culpa, rabia, miedo produciendo síntomas de ansiedad, llegando en algunos casos extremos, al pánico. Cuando se le pregunta: ¿cómo es que le sucedió esto? La persona verbaliza, una y otra vez, que no se explica cómo le llegó a suceder esto, que no le encuentra explicación, que no hay razonamiento en lo que le sucedió.

En otros casos estos hechos han sido tan traumáticos y vividos en épocas tan tempranas, de una forma aislada, en soledad y sin encontrar apoyo por parte de los progenitores, educadores y adultos, que el niño ha ocultado y olvidando la secuencia de este hecho o sucesos, en muchos casos repetitivos, que durante tanto tiempo lo atormentaron, y que ahora en la actualidad, en la edad adulta, le afectan, mostrándose como una fobia o miedo o obsesión inexplicable a objetos o situaciones inexplicables, miedo o fobia al mar, perros, gatos, luciérnagas, arañas o a conducir, volar, metros subterráneos, cuchillos, martillos o herramientas etc., pensamientos obsesivos de celos, ideas recurrentes y persistentes, hipocondrías, suicidas, criminales, y un largo etc., de otros trastornos como las relaciones de pareja celos obsesivos, discusiones violentas, insultos, agresiones o de la sexualidad, vaginismo, dispareunia, eyaculación precoz, disfunción eréctil, o estados de decaimiento, depresión, etc.

Estos síntomas, de descontrol emocional son la muestra evidente que el procesamiento de esas experiencias impactantes se procesó en un índice muy elevado del reprocesamiento del hemisferio emocional, por lo que le asaltan las emociones solo al recordarlo, y un bajo indice de reprocesamiento racional, no encontrando ninguna explicación o racionamiento de lo que le ocurrió y de lo que le esta ocurriendo hoy en día con esta sintomatología que aparentemente no le encuentra relación aparente.

Tratamiento con la Terapia Emocional, EMDR y TIC

Con las técnicas regresivas de la Programación Neurolingüística (PNL) y Hipnosis Ericksoniana, conseguimos aplicar la Técnica de Integración Cerebral (TIC), y la Técnica de Desprogramación y Reprogramación por Movimientos Oculares (EMDR), conjuntamente con las prescripciones de Terapia Breve Estratégica y Cognitivo Conductual, que nos permiten poner al sujeto en consulta, en una rememoración mental del pasado en el cual ocurrió el hecho traumático no procesado correctamente por los hemisferios emocional y racional al 50% correspondientemente.

Movimientos oculares EMDR

Reviviendo mentalmente este estado, liberando la carga emocional y reprocesándola a estados efectivos del hemisferio cerebral emocional derecho con una actividad del 45% 50% 55% de activación, y reprocesar la racionalización del recurso a niveles aceptables para regenerar el aprendizaje y recurso de afrontación y de superación del hemisferio racional izquierdo del 45% 50% o 55%, recuperando la estabilidad y comprensión de lo ocurrido.

Por lo expuesto, la Terapia Emocional va mucho más lejos que la tarea de liberar una carga emocional acumulada en una época concreta y que le afecta en la actualidad. La Terapia Emocional aplicada de esta forma con las denominadas nuevas Terapias de Avanzada, tiene la capacidad de desprogramar y reprogramar esas escenas fundante y original, liberando la carga del dolor emocional y reprogramar la experiencia para subsanar la falta de recursos que ha impedido afrontar y superar la situación, generando de nuevo los recursos necesarios para afrontar las situaciones que le afectan y que en su momento no se generaron.

Recursos tan esenciales para la estabilidad emocional como la comprensión, dialogo, concordia, aceptación, intercambio y sentimientos de superación, valor, fuerza de confianza, empatía, etc. Aumentando la autoestima y las capacidades de aceptación e interacción con la realidad y las situaciones que nos rodea de una forma exitosa y favorable para nuestra estabilidad emocional.

aplicaciones de la terapia emocional

Produciendo un cambio en el sistema perceptivo reactivo del individuo, percibiendo la realidad de una forma totalmente distinta y reaccionando con respuestas a ella con formas totalmente distintas y nuevas, desapareciendo las respuestas viciadas anteriormente en los estados de ansiedad, pánico, miedo, fobia u obsesiones y trastornos de conductas de la pareja, rabia, ira, culpa, odio, celos, dependencia… y de sexualidad, vaginismo, dispareunia, eyaculación precoz, disfunción eréctil… etc.

Regresando a consulta después del tratamiento con el pensamiento que el mundo a cambiado, que sus relaciones son distintas, que la gente la trata de forma más correcta y cordial, que su pareja al fin ha cambiado, que ahora todo es distinto.

La última prescripción estratégica siempre es la misma: tu pareja, la gente, la sociedad, el mundo. La realidad no ha cambiado, sigue siendo la misma de siempre, tan solo se ha producido un cambio y este cambio está en ti, tu has cambiado tu forma de percibir el mudo y este cambio de percibir el mudo de una forma diferente, hace que reacciones con respuestas totalmente diferentes a las que estabas acostumbradas a dar.

Si tu cambias, tu mundo cambia contigo.

Y este cambio lo conseguimos gracias a la Terapia Emocional, EMDR, TIC y a la liberación de las situaciones vividas de forma traumática o de impacto emocional.