La clave para cambiar nuestra mirada

Nekane Jimenez Gomez
7 Abr 2024 lectura de 7 minutos
La clave para cambiar nuestra mirada Recomendado

A menudo, tendemos a considerar como "la verdad" lo que observamos sobre un evento específico y lo etiquetamos como la realidad. Sin embargo, pasamos por alto el hecho de que nuestra percepción está restringida por filtros mentales que moldean nuestra forma de entender el mundo y a nosotros mismos.

¿Es posible alterar esta percepción?

En el presente texto exploraremos la manera en que podemos influir en este en este proceso cognitivo de elección e interpretación de estímulos sensoriales para potenciar nuestro bienestar.

Entre lo que pienso, lo que quiero decir, lo que creo decir, lo que digo, lo que quieres oír, lo que oyes, lo que crees entender y lo que entiendes, existen nueve posibilidades de no entenderse.

Ampliando nuestra perspectiva a través de la percepción

Reconocer que lo que percibimos, nuestra interpretación de una situación específica, representa solo una fracción diminuta de la realidad constituye el primer paso para expandir nuestra visión del mundo.

El reto consiste en convertirnos en observadores de nuestras experiencias diarias, tanto positivas como negativas, así como de nuestras interacciones sociales.

Aprender a reconocer estas experiencias sin juzgarlas nos brinda la oportunidad de aprender y transformar nuestra perspectiva mediante la comprensión y la compasión, tanto hacia los demás como hacia nosotros mismos.

El cambio en nuestra percepción nos abre la puerta a experimentar un mundo diferente, no porque las circunstancias externas cambien, sino porque adoptamos una nueva interpretación de los eventos.

Observa tus percepciones y toma medidas

Al modificar la forma en que observamos las situaciones, también cambiamos nuestras emociones y comportamientos. Esto nos permite percibir nuevas posibilidades que antes no éramos capaces de ver, lo cual se refleja en nuestra comunicación y relaciones interpersonales.

En resumen, no vemos las cosas tal como son, sino como somos. Ser conscientes de esto nos capacita para construir y actuar en coherencia con la vida que deseamos vivir.

¿Qué implica la percepción?

La percepción se define como una experiencia sensorial consciente que implica la interpretación de las sensaciones captadas por nuestros sentidos, asignándoles un significado y organización.

Para percibir, nuestros sentidos captan continuamente todo lo que ocurre en nuestro entorno, y nuestro cerebro se encarga de analizar, organizar e interpretar esta información.

El proceso de percepción está influenciado por diversos factores, incluyendo la cultura. Sin embargo, lo que más impacta son nuestras experiencias desde la infancia hasta la adultez, junto con nuestros valores y expectativas personales.

¿Cuál es el propósito de la percepción?

La función principal de la percepción es vital para nuestra supervivencia, ya que nos permite entender nuestro entorno y determinar cómo interactuar con él. Por lo tanto, el objetivo de seleccionar y organizar las sensaciones es satisfacer las necesidades individuales y colectivas del ser humano.

Estudios sobre la percepción han demostrado que nuestro cerebro solo utiliza alrededor del 5% de la información sensorial que recibe para construir nuestra realidad. Además, solo prestamos atención consciente a aproximadamente el 0,5% de esta información.

Es importante destacar que nuestra percepción está limitada y filtrada, y cada individuo interpreta su vida y toma decisiones basadas en esta cantidad mínima de información.

¿Cómo afecta la percepción a nuestra comprensión?

La neurocientífica Susana Martínez-Conde señala que los trucos de magia explotan la capacidad de nuestro cerebro para dirigir la atención. Estos trucos manipulan nuestra percepción y construyen una experiencia subjetiva que llamamos realidad.

¿Por qué nos engañamos con tanta facilidad?

Nuestras ilusiones de percepción se basan en la ruptura de la relación causa-efecto habitual. Tendemos a inferir relaciones de causa y efecto que a menudo no son correctas, lo que limita nuestra capacidad de comprender completamente una situación.

Por ejemplo, interpretamos acciones como la falta de un abrazo de nuestra madre o un beso de nuestra pareja como señales de falta de amor o enojo, sin considerar otros factores que puedan influir en la situación.

En resumen, la clave está en comprender que nuestra percepción está influenciada por nuestras interpretaciones y creencias, y que tenemos el poder de cambiar nuestra forma de percibir el mundo.

La ilustración de la magia: el mecanismo subyacente de la percepción

Susana Martínez-Conde, una neurocientífica originaria de La Coruña y radicada en Estados Unidos, lidera el laboratorio de Neurociencia Visual en el Instituto Barrow. Según ella, los trucos de magia se apoyan en la habilidad de dirigir la atención de los espectadores por parte de cada mago.

Ella sostiene que "El mayor enigma de la magia radica en nuestro cerebro". En otras palabras, nuestro cerebro procesa la información visual y construye la experiencia subjetiva que conocemos como realidad. Martínez-Conde se interesa en el estudio de los trucos de magia porque argumenta que "manipulan nuestra conciencia".

¿Por qué somos tan propensos a engañarnos?

¿Sabes cuál es el fundamento de nuestras percepciones ilusorias? ¿Y cómo influyen estos factores en nuestra vida cotidiana?

Los trucos buscan desafiar la relación típica de causa y efecto. Por ejemplo, cuando el mago toca al conejo con la varita y este desaparece, el espectador atribuye la desaparición al toque de la varita.

De manera similar, en nuestra vida cotidiana siempre estamos deduciendo relaciones de causa y efecto que limitan nuestra capacidad de ir más allá de nuestras propias interpretaciones.

Por ejemplo: "Mi madre no me abraza, por lo tanto no me quiere", o "Mi pareja no me ha dado un beso al llegar a casa, está enojada conmigo". En ambos casos, tomamos un estímulo específico y le asignamos un significado sin considerar otros factores que puedan estar influyendo en la situación.

Por un lado, desconocemos las motivaciones y las intenciones de la otra persona. Por otro lado, estamos imponiendo nuestras propias creencias y conocimientos sobre lo que está sucediendo, lo que realmente origina el conflicto.

La clave radica en comprender cómo nuestra percepción está estructurada predictivamente: no reaccionamos ante lo que ocurre, sino ante nuestra interpretación de ello, y por lo tanto, tenemos el poder de cambiarla.

Ampliando nuestra perspectiva a través de la percepción

Reconocer que lo que percibimos, nuestra interpretación de una situación específica, representa solo una fracción diminuta de la realidad constituye el primer paso para expandir nuestra visión del mundo.

El reto consiste en convertirnos en observadores de nuestras experiencias diarias, tanto positivas como negativas, así como de nuestras interacciones sociales.

Aprender a reconocer estas experiencias sin juzgarlas nos brinda la oportunidad de aprender y transformar nuestra perspectiva mediante la comprensión y la compasión, tanto hacia los demás como hacia nosotros mismos.

El cambio en nuestra percepción nos abre la puerta a experimentar un mundo diferente, no porque las circunstancias externas cambien, sino porque adoptamos una nueva interpretación de los eventos.

Observa tus percepciones y toma medidas

Al modificar la forma en que observamos las situaciones, también cambiamos nuestras emociones y comportamientos. Esto nos permite percibir nuevas posibilidades que antes no éramos capaces de ver, lo cual se refleja en nuestra comunicación y relaciones interpersonales.

En resumen, no vemos las cosas tal como son, sino como somos. Ser conscientes de esto nos capacita para construir y actuar en coherencia con la vida que deseamos vivir.