Cambia el color del cristal con el que miras

Nacho Fernandez
3 Abr 2015
Cambia el color del cristal con el que miras

Hay un dicho popular que reza: En el mundo nada hay verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. El artículo de hoy va en relación a esta presuposición ya que hay personas (muchas) que se quedan "enrrocadas" en experiencias o situaciones que les producen sentimientos negativos y de malestar.

Una de las formas de salir de estas situaciones es reencuadrar el contenido o el significado de la experiencia vivida. Psicológicamente, reencuadrar algo significa transformar su significado colocándolo en otro marco o contexto distinto del percibido previamente. Estos marcos suelen influir considerablemente sobre el modo en el que interpretamos experiencias y acontecimientos específicos y cómo respondemos a ellos, dirigiendo nuestra atención hacia determinados aspectos de nosotros mismos.

Por ejemplo, un recuerdo doloroso puede sobrevolar sobre nosotros como algo ominoso si lo evocamos dentro del corto espacio temporal de los cinco minutos siguientes al suceso. Sin embargo, ese mismo recuerdo puede parecernos casi trivial si lo reencuadramos a toda una vida.

Reencuadrar se relaciona con el hecho de que nuestras experiencias y sus interpretaciones están influidas por nuestra perspectiva y por el contexto. Un ejemplo clásico es el de la lluvia: para alguien que esté viviendo una sequía es una bendición, un inconveniente para alguien que tenía pensado salir a comprar y una maldición para la pareja que se iba a casar al aire libre ese día.

Muchas veces nos quedamos enfrascados mirando esa parte de la situación, del acontecimiento o de su consecuencia y nos caemos con todo el equipo en un único punto de vista. Por lo tanto, es importante darse cuenta de que existen muchas formas distintas de ver lo mismo. Todo depende del color del cristal que pongamos.

Hoy te quiero obsequiar con un par de cristales. Uno lo denominamos el reencuadre literal y el otro troncharse de risa.

Reencuadrar literalmente

  1. Piensa en una situación que hace que te sientas mal cuando la recuerdas. Podría ser una situación problemática, una limitación o cualquier otra cosa.
  2. Echa un vistazo a la parte visual de esa experiencia y luego aléjate de ella para poder verte a ti mismo/a en esa situación (como si vieras una foto tuya). Si te cuesta visualizar conscientemente, simplemente ten la sensación de que haces ese cambio visual.
  3. Ahora pon un gran marco barroco dorado de unos veinte cms. de ancho alrededor de esa imagen y observa cómo cambia tu experiencia de esa situación....

Si quieres, puedes utilizar muchos otros marcos literales alternativos (ovalado, de acero inoxidable, de madera, de plástico). Utiliza cualquier marco, color o foco que te permita tener una sensación diferente de esa primera experiencia.

Troncharse de risa

  1. Piensa en una situación o imagínala nítidamente si no la has vivido nunca, en la que estás hablando con un amigo/a en que confíes y que tiene una gran sabiduría y experiencia. Esta persona, en un momento dado de la conversación, encuentra que lo que le dices es tan divertido que se troncha de risa; se rie tanto que casi no puede respirar y se tiene que secar la lágrimas de los ojos, mientras se rie a carcajadas sin poder parar...
  2. Ahora piensa en algún problema o limitación que estés experimentando en tu vida....
  3. Ahora imagina que le cuentas el problema a tu amigo/a. Apenas le cuentas los datos básicos y se empieza a troncharse de risa y no puede parar, hagas lo que hagas...
  4. Vuelve a pensar en tu problema ¿Lo sientes de la misma manera o hay algo diferente?

El humor y la risa son dos de los recursos más estupendos y menos utilizados por las personas. Si te pones serio frente a algo, quiere decir que estás tan inmerso e identificado con esa situación que te quedas bloqueado en una sola forma de percibirla. Y una forma útil de salir de ella, es alejándonos con ayuda del humor, realizando una profunda respiración y mirando las cosas con otro color.