La ansiedad me hace comer más de la cuenta

La ansiedad me hace comer más de la cuenta

Esta es afirmación que se hacen muchas personas cuando analizan por qué tienen malos hábitos que les llevan a coger peso fácilmente.

"Empiezo y no puedo parar, es cómo un impulso que no puedo controlar, me levanto por las noches a comer, después de cenar siempre tengo que comer algo dulce..."..me comentan muchos clientes.

Muy probablemente la causa sea que vivimos en una sociedad orientada al logro, trabajo, dinero, estatus social, ...o simplemente lograr llegar a final de mes. Muchas veces no nos damos cuenta, pero cada día es una carrera contrarreloj para poder llegar a todo.

Toda esta presión genera estrés y ansiedad que se acumulan a lo largo del día, y cuando llega la noche, de repente aparece un impulso que no podemos controlar. No es hambre, pero se confunde con hambre. Son emociones o tensiones acumuladas a lo largo del día, y entonces la comida se convierte en el refugio donde calmar esas emociones momentáneamente.

La ansiedad puede llevar a comer más de la cuenta o de forma inconsciente, y comer más de la cuenta puede generar culpa o vergüenza que a su vez generan más ansiedad. Este es el círculo vicioso que persigue a muchas personas a lo largo de su vida.

¿Cómo se puede romper con este círculo vicioso?

Desde la Alimentación Consciente y el Mindfulness, el objetivo es parar el piloto automático que lleva a actuar y comer de forma inconsciente, cultivado el estado de presencia y el autocuidado a lo largo del día. Aquí os propongo algunos consejos:

  • Buscar pequeños espacios de 3 minutos donde poder practicar la respiración consciente, y así chequear cómo se siente en ese momento, dónde se está notando el estrés. Este pequeño ejercicio de autocuidado, aunque parezca baladí, puede servir como válvula de escape para ir soltando esas tensiones que sin darse cuenta se van acumulando. ¿Qué sensaciones, pensamientos o emociones estoy teniendo en este momento? Al hacerlo, es importante pensar en la intención de esos minutos, dedicar un tiempo, aunque sea pequeño, para el cuidado, y cuanto más se practique, mejores resultados de obtienen.
  • También es interesante pensar en pequeñas cosas se puedan incorporar en el día a día de forma fácil y que generen satisfacción. Si todo el día se está volcado en el hacer, se necesitarán pequeños espacios donde el objetivo simplemente sea "ser","disfrutar","vivir". Puede ser hacer deporte, pasear... pero si el día a día está muy complicado, también puede ser válida alguna actividad que tan sólo ocupe 10 minutos, como hacer estiramientos conscientes, pintar mandalas, coser, leer, una ducha relajante e incluso no hacer nada. Igualmente es importante establecer la intención de forma consciente: "voy a permitirme estar 10 minutos cuidándome".
  • El cuidado de la alimentación también puede tener un efecto sobre el estrés o ansiedad. Si se desayuna un café con leche y magdalenas y no se come nada más hasta la hora de la comida, el sistema nervioso y todo el organismo estarán mal nutridos, la energía será baja y se tendrá más necesidad de ingerir azúcares para obtener esa energía que se le está negando. Es importante tomar consciencia que una alimentación sana, con un buen aporte de hidratos de carbono de liberación lenta, ricos en vitaminas, minerales y fibra, frutas, verduras, semillas y frutos secos, proteínas magras, etc... también pude ayudar a mejorar el estrés y la ansiedad. Un cuerpo bien nutrido está mejor preparado para afrontar las vicisitudes diarias.

Y no olvidar la importancia de un buen desayuno, muchas dietas de adelgazamiento aconsejan desayunos muy pobres en nutrientes y una consecuencia de ello puede ser que por la noche el organismo reclame aquello que se le ha negado durante el día.

  • Uno de los disparadores de la ansiedad son los sentimientos de culpa, la autocrítica y la verguenza. Tratarse de forma cariñosa y amorosa en esos momentos pueden ayudar a disminuir ese malestar. La autocompasión puede ser un buen antídoto para las emociones que aparecen cuando se cree que no se llega o cuando se come de forma incosciente.

Practicar la respiración consciente 3 minutos a lo largo del día, buscar pequeños espacios para el auto-cuidado, cuidar la alimentación y cultivar la autocompasión permitirán llegar a la noche con menos tensión acumulada.

Si aún así se siente la necesidad de comer o picar descontroladamente, desde la Alimentación Consciente y el Mindfulness hacemos una invitación a estar presente también en eso: bajar al cuerpo, a observar y sentir dónde y cómo se siente el hambre física real y diferenciarla del impulso que lleva a comer.

El objetivo es poder conseguir un pequeño espacio para poder parar ese piloto automático y poder así dar una respuesta diferente a comer. Ese espacio lo podemos generar poniendo atención a eso que se siente ¿dónde y cómo se siente la ansiedad o el estrés en el cuerpo? ¿dónde y cómo se siente el hambre real en el cuerpo?

Buscar un lugar tranquilo, cerrar los ojos, hacer una cuantas respiraciones y tomar consciencia del cuerpo, de las sensaciones físicas. A partir de ahí, si se decide que no es hambre, os invito a pensar en una estrategia para poder calmar esa emoción. Puede ser meditar, practicar yoga, dar un paseo consciente, leer... Es interesante que sea algo que no esté asociado a comer, como mirar la televisión, para poder así romper con ese hábito.