Fibromialgia: diagnóstico y tratamiento

Isabel Mayordomo Giner
16 Mar 2017 lectura de 8 minutos
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La fibromialgia no es una enfermedad, sino un conjunto de síntomas que, en mayor o menor medida, pueden controlarse. La fibromialgia es una afección crónica de etiología desconocida, caracterizada por la presencia de dolor crónico musculoesquelético generalizado, con bajo umbral de dolor, hiperalgesia y alodinia (dolor producido por estímulos habitualmente no dolorosos).

En estos pacientes, la presencia del dolor crónico suele coexistir con otros síntomas, fundamentalmente fatiga y problemas de sueño, pero también pueden estar presentes parestesias, rigidez articular, cefaleas, sensación de tumefacción en manos, ansiedad y depresión, problemas de concentración y memoria. El curso natural de la fibromialgia presenta fluctuaciones en la intensidad de los síntomas a lo largo del tiempo.

La fibromialgia es un trastorno que afecta en mayor proporción a mujeres que a hombres. La edad promedio en la que se empiezan a manifestar los síntomas es entre los 30 y 50 años de edad.

Este trastorno no representa un riesgo para la vida del paciente, si bien resta mucha calidad de vida a quien la padece.

El diagnóstico de la fibromialgia es clínico, por la falta de una prueba objetiva, pues hoy no se apoya en ninguna prueba analítica, de imagen o anatomopatológica específica.

Se desconoce las causas que originan la fibromialgia, pero se cree que se debe a una función anormal del sistema nervioso central, originando una “amplificación” de las señales normales de dolor. De manera que los estímulos que no deberían llegar al umbral del dolor,, provocan dolor en las personan que tienen fibromialgia. Es decir, se trata de una disfunción del sistema nociceptivo, responsable de la detección de posibles lesiones y del control de las mismas. El cual responde diferencialmente a estímulos psico-físicos de diversa índole (mecánicos, térmicos, eléctricos, auditivos y psicológicos anticipatorios), reaccionando de una forma más rápida y mayor para el mismo nivel de estimulación en pacientes con fibromialgia.

Estos pacientes detectan de forma correcta los estímulos pero el umbral de estimulación requerido para trasladar un estímulo sensorial a una posible amenaza está significativamente reducido, siendo una de las características principales del proceso neurobiológico en esta afección. Además, se ha observado que dicha hiperactividad nociceptiva no se produce únicamente con la estimulación, sino que también se observa en condiciones basales de reposo, como demuestra la observación mediante resonancia espectroscópica de una elevación en las concentraciones de glutamato, principal neurotransmisor excitatorio.

Sin embargo, se ha podido observar que las alteraciones observadas en el sistema nociceptivo no son exclusivas de pacientes con fibromialgia, observándose también en pacientes con dolor crónico, como el dolor lumbar crónico, el dolor visceral del colon irritable, entre otros, reforzándose la relación fisiopatológica entre estos grupos de pacientes. Hay una serie de enfermedades que pueden compartir manifestaciones clínicas con la fibromialgia, estas son: lupus eritematoso sistémico, miopatía (metabólica o inflamatoria), artritis reumatoide, polimialgia reumática, espondiloartropatías,trastorno depresivo mayor, esclerosis múltiple, poliartrosis, hipotiroidismo, afectaciones musculares por fármacos, neuropatías periféricas, hiperparatiroidismo, alteraciones estructurales mecánicas o degenerativas del raquis.

Síntomas de la fibromialgia

El síntoma principal es el dolor generalizado, que se agrava con la ansiedad, la depresión, el frío, la falta de sueño reparador o la actividad física mantenida. El dolor se suele presentar en varias zonas del cuerpo, aunque se puede iniciar en una región, como puede ser el cuello, los hombros y después ampliarse a otras áreas al cabo de un cierto tiempo.

El dolor producido por la fibromialgia ha sido descrito en una gran variedad de formas, tales como ardor, rigidez o un dolor fuerte y permanente. Muchas personas con fibromialgia afirman que siempre sienten algo de dolor, aunque se puede incrementar en algunos momentos del día.

El dolor, frecuentemente, va acompañado de rigidez articular matutina, parestesias en manos y pies, fatigabilidad-astenia y alteraciones del sueño. La fatigabilidad-astenia puede variar desde una simple desgana y menor resistencia al esfuerzo en ciertas actividades hasta la extenuación y también puede variar de un día a otro.

Las alteraciones del sueño asociadas a la fibromialgia, comprenden la dificultad de conciliar el sueño y/o la ligereza del sueño con muchas interrupciones. Se sabe que la interrupción de una de las fases del sueño, denominada “sueño profundo” altera ciertas funciones cruciales del cuerpo humano, como la producción de las hormonas necesarias para restaurar el tejido muscular, y los niveles de sustancias que controlan la manera en la que una persona percibe el dolor. Por lo tanto, los problemas del sueño pueden empeorar los síntomas de la fibromialgia.

Y, también cefaleas, acúfenos, inestabilidad, alteraciones de la concentración o de la memoria, tendencia a la tristeza o al decaimiento, disfunción temporomandibular, dolor miofascial y clínica compatible con colon irritable. Los pacientes con fibromialgia pueden presentar intolerancia a estímulos, olfativos y auditivos, por lo que deben evitar las condiciones del entorno que puedan ser perjudiciales.

E incluso, la fibromialgia puede conllevar dolor de estómago, hinchazón o distensión abdominal y estreñimiento alternado con diarrea (llamado síndrome de colon irritable), irritabilidad y espasmos de la vejiga (lo que ocasiona necesidad frecuente de orinar y/o urgencia de orinar). El paciente también puede experimentar dolor pélvico agudo. Algunos de los problemas que pueden relacionarse con la fibromialgia incluyen mareos, piernas inquietas, endometriosis, cosquilleo y adormecimiento de las manos y de los pies.

Los síntomas de la fibromialgia

Diagnóstico de la fibromialgia

La fibromialgia no puede diagnosticarse a través de pruebas de laboratorio. Los resultados de las radiografías y los análisis de sangre son normales. Por lo tanto, el diagnóstico se basa en un minucioso examen físico y en los antecedentes clínicos del paciente.

Se ha consensuado que una persona sufre fibromialgia cuando sufre dolor crónico (duración superior a 3 meses) musculoesquelético generalizado o extenso ( existe dolor en alguna región del esqueleto axial y en, al menos, tres de los cuatro cuadrantes corporales), con dolor a la palpación en varias zonas del cuerpo (en más de 11 puntos, sobre 18 previamente definidos). Si además de esos síntomas se aqueja de fatiga, insomnio, ansiedad o depresión, cefaleas, ansiedad o síntomas asociados con otros síndromes, tales como los del colon irritable o el de las piernas inquietas, se puede ratificar el diagnóstico de fibromialgia.

Tratamiento de la fibromialgia

El tratamiento de la fibromialgia es sintomático, ya que no se conoce su etiología. El tratamiento debe ser personalizado y requiere de seguimiento y ajuste pues los síntomas evolucionan.

En ocasiones no se requiere tomar fármacos pues cambios en los hábitos de vida como reducir el estrés, dormir mejor, alimentación más adecuada, ejercicio aeróbico y/o ayuda psicológica puede ser suficiente. No hay ningún fármaco aprobado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios ni por la Agencia Europea de Medicamentos con indicación específica para fibroma. Los fármacos que pueden ser útiles son: antidepresivos, relajantes musculares, analgésicos y tratamientos para mejorar el sueño

Pero, como se ha mencionado anteriormente, en el tratamiento de la fibromialgia cobra especial interés:

  • Programas de ejercicio y actividades que mejoren la salud en general: son convenientes los ejercicios aeróbicos con ellos se logra una sensación de bienestar, mayor resistencia y a disminuir del dolor. Es importante avanzar en la medida que se pueda tolerar el ejercicio sin que haya un incremento sustancial del grado de dolor
  • Técnicas de relajación para aliviar la tensión muscular y la ansiedad
  • Programas educativos que ayuden a entender y controlar los síntomas de la fibromialgia
  • Adoptar un estilo de vida que evite los disturbios del sueño.
  • Establecer un horario para acostarse y para levantarse. La habitación debe mantenerse fresca, obscura y en silencio. La habitación debe ser íntima y para dormir, no se puede compartir con otras actividades. No haga ejercicio físico intenso próximo a la hora de acostarse.

Resumen

La fibromialgia, como afección crónica, que es, su tratamiento es complejo. Los fármacos son buenos, pero ninguno carece de efectos secundarios. Por ello, los tratamientos a largo plazo con fármacos son tratamientos que hay que realizar con mucha precaución y siempre valorando los pros y los contras.

Evidentemente, mejorar la calidad de vida de todo aquel que sufre un proceso crónico, sea cual sea, es fundamental. Y el caso de la fibromialgia no es uno menos. Para ello, además de la medicina convencional es aconsejable aprovechar los beneficios de las terapias alternativas, que no son excluyentes sino aditivas.

Con una adecuada terapia alternativa seguramente se conseguirá reducir la toma de fármacos con lo que mejorará su salud especialmente si sufre algún tipo de afección crónica. Por ejemplo, son eficaces en estos casos la auriculoterapia, acupuntura, counseling (consultoría psicológica), terapia nutricional, ...