El Covid-19: una cadena de solidaridad y agradecimiento

Aqua Aura Centro de Bienestar Integral
27 Mar 2020 lectura de 9 minutos
El Covid-19: una cadena de solidaridad y agradecimiento

El coronavirus ha llegado a nuestras vidas como un tornado, arrasando con todo: creencias, hábitos, normas, costumbres y, poniendo patas arriba nuestro modo de vida, viéndonos privados hasta de nuestra libertad, a la hora de salir a la calle por ejemplo, algo totalmente inédito para la mayoría de nosotros, pero totalmente necesario e imprescindible en estos momentos.

Al principio, muchas personas lo veían como algo lejano ya que sólo estaba influyendo en China, pero pronto, nos dimos cuenta que este virus no entiende de continentes, razas, culturas , religiones o estatus social. Está infectando a habitantes de todo el mundo. Por ello, el Covid-19 ha sido calificado como pandemia por parte de la O.M.S, Organización Mundial de La Salud.

Al mismo tiempo, observamos impasibles cómo la Tierra se va muriendo poco a poco, por nuestra forma de vivir principalmente, sin hacer nada para remediarlo. En Madrid se celebró la cumbre climática COP 25 en diciembre del 2019, coincidiendo esta fecha con la primera aparición del Covid-19 en la ciudad china de Wuhan, lugar dónde se originó este virus.

Representantes de todo el mundo, se reunieron para debatir y buscar soluciones eficaces para frenar el tan temido cambio climático que azota a todo el planeta también y, tristemente, el resultado no fue el esperado; ya que apenas se tomaron medidas relevantes aún siendo todos conscientes, de cuáles son acciones y actividades que están contaminando el planeta.

Hemos visto cómo en febrero del 2020, los agricultores y ganaderos de nuestro país, han invadido las calles para denunciar la crisis que vive su sector y, curiosamente, ahora tomamos conciencia, que gracias a ellos, qué son los primeros en la cadena alimentaria, todos podemos satisfacer nuestra necesidad primaria de alimentarnos. Además, ellos también arriman el hombro y usan sus tractores para desinfectar las calles y evitar que el virus se propague.

También en España, ha habido importantes recortes en Sanidad y en Investigación Científica, durante los últimos años. Y ahora, nos damos cuenta como, gracias al esfuerzo de los médicos, personal de Enfermería, celadores, personal de limpieza, etc., están salvando la vida de muchas personas. Son los grandes héroes, trabajando, además, en situaciones límite, en muchas ocasiones, y sin protección adecuada por falta de material. Y por supuesto, todos anhelamos que llegue una vacuna que frene la propagación de este virus por parte del colectivo científico.

Lo realmente preocupante, es que esta situación se da en otros muchos países, siendo sus líderes de diferentes ideologías, dónde se destinan grandes sumas de dinero hacía muchos proyectos que entienden que son mejores para sus ciudadanos, dejando al margen lo realmente imprescindible y necesario para la supervivencia.

No pretendo que este artículo sea un crítica contra ninguna persona o colectivo, porque emitir juicios no sirve para nada y, por supuesto, no me creo mejor que nadie, y además, criticar siempre es la solución más fácil, pero menos efectiva; pues sólo genera más crispación y nos aleja los unos de los otros. Lo realmente importante, es aportar soluciones, entre todos, para salir cuanto antes de esta situación, y por supuesto, aprender de los errores para afrontar el futuro de forma más correcta, asumiendo nuestras responsabilidades.

Siento que hay una fuerza o energía más grande que nosotros, para unos puede ser Dios, para otros el Universo o la Naturaleza, cada uno que le dé el nombre que quiera, que nos envía señales constantemente, pero no las escuchamos o simplemente las obviamos.

Muchas personas vivimos con grandes comodidades y grandes niveles de estrés y ansiedad, con falta de tiempo para poder acometer las diferentes obligaciones que tenemos que realizar en nuestro día a día, y nos quejamos continuamente por el trabajo, los niños y la vida en su conjunto. Y ahora, de repente, hemos tenido que parar, para darnos cuenta, quizás, de qué es lo realmente importante para poder vivir y qué no lo es.

Ahora empezamos a valorar que no podemos vivir sin el contacto de nuestros seres queridos, ya que los humanos somos seres sociales; así como disponer de una casa para cobijarnos, poder alimentarnos o tener un empleo para poder cubrir nuestras necesidades.

Soy consciente de la incertidumbre, impotencia, zozobra, rabia, dolor y sufrimiento en el que la mayoría de nosotros nos encontramos, por perder nuestros trabajos, cerrar nuestros negocios, conciliar el teletrabajo cuidando niños, vivir alejados de nuestras familias, vivir infectados con el coronavirus, estar aislados en otros países, o afrontar el fallecimiento de algún ser querido en el peor de los escenarios. Sólo puedo decir una frase sanadora que se utiliza en constelaciones familiares y me viene constantemente a la cabeza "Tomo todo vuestro dolor y sufrimiento en mi corazón", al igual que hago con el mío propio, porque desde el rechazo, o la queja, no se superan las adversidades.

Cada uno tiene su propia historia, pero ahora más que nunca, no debemos caer en el miedo o la desesperanza, porque desde ahí poco podemos hacer, excepto caer en un profundo pozo de depresión y angustia, que no nos va ayudar a nosotros ni a nuestro entorno a seguir adelante.

La Muerte se dirigía aquella mañana hacía una ciudad cuando un hombre le preguntó:

  • ¿Qué vas a hacer?
  • Voy a llevarme a 100 personas respondió con su voz grave y pausada.
  • ¡Eso es horrible! dijo el hombre.
  • Así tiene que ser, espetó la Muerte. Eso es lo que yo hago.

El Hombre corrió para avisar a todos de los planes de la Parca.

El día pasó y llegó la noche. El mismo hombre se encontró de nuevo a la muerte:

  • Me dijiste que ibas a llevarte a cien personas!, ¿Por qué han sido mil?

La Muerte, sosegada como siempre, respondió:

  • Yo he cumplido mi palabra. Sólo me he llevado a cien personas. El Miedo se llevó a los demás"

Tanto la Vida como la Muerte forman parte del ciclo de la existencia. Todos los grandes Maestros dicen que estamos aquí para evolucionar y que las diferentes vivencias que experimentamos, especialmente, las más difíciles, nos reportan grandes enseñanzas, ya que una vez superadas, nos hacen ser seres más empáticos, compasivos y fuertes, y nos ayudan a valorar lo maravilloso que es Vivir.

Cada uno debe buscar su propia enseñanza en esta delicada situación.

Como suele ocurrir en la mayoría de las ocasiones, los seres humanos no nos damos cuenta del valor de la vida u otras cosas realmente importantes, hasta que las perdemos. Es triste, pero es así, pero igualmente cierto, en momentos de crisis, cuando parece no haber una salida, estando en el límite, es cuando sacamos lo mejor de nosotros.

El valor de la vida para los seres humanos

De hecho, la palabra crisis 危機 en japonés se compone por 2 kanjis o ideogramas, uno significa peligro: 危, y otro oportunidad: 機.

Estamos viendo cómo la creatividad está surgiendo en muchas personas, cómo hay empresas y autónomos que se están reinventando y adaptándose a los cambios que se están produciendo en tiempo récord. Es decir, de algo "malo", están haciendo algo "bueno".

Sé tú mismo, el cambio que quieres ver en los demás.
Mahatma Gandhi

Quiero finalizar con un mensaje de esperanza. El Covid-19 nos ha traído muchas circunstancias complicadas y difíciles, pero también, nos ha traído la solidaridad y el agradecimiento, algo que nos define y nos conecta con nuestra humanidad. Es conmovedor ver las iniciativas que se están realizando en todos los ámbitos de la Sociedad:

  • Personas de a pie, ayudando a personas mayores que no pueden salir de casa, realizando sus compras o paseando a sus perros.
  • Taxistas que se han ofrecido para llevar al personal de sanidad a sus casas u hospitales, o llevar comida donada por restaurantes a centros sanitarios o personas mayores o necesitadas.
  • Cadenas de hoteles que ofrecen sus habitaciones para poner en cuarentena a personas infectadas. Convirtiéndose en improvisados hospitales.
  • Militares realizando labores de desinfección o fabricando hospitales de campaña.
  • Empresas y sociedades de diferentes ámbitos están enviando millones de mascarillas y geles desinfectantes, entre otros bienes imprescindibles en estos momentos
  • Dirigentes de algunos equipos de fútbol, que con gran sentido común, han decidido renunciar al test Covid-19 para ofrecérselos al personal sanitario.
  • Particulares y empresas que ofrecen de forma altruista, clases de gimnasia, idiomas, conferencias de todo tipo, libros, conciertos, obras de Broadway, etc., que podemos descargar para mantenernos entretenidos.
  • Surgen aplausos, espontáneos, de millones de ciudadanos hacia todas las personas que están trabajando y sacando al país hacia delante: sanitarios, policías, guardia civil, militares, camioneros, personal de farmacia, tiendas de alimentación, etc., mientras otros permanecemos en casa.

Y así, infinidad de acciones solidarias que se producen, día a día, y que se extienden también a un ritmo vertiginoso, más rápido que el coronavirus, y nos hacen ver lo bueno también de nuestra sociedad y del mundo como conjunto.

Todo se contagia, también las acciones buenas y la solidaridad. Al final del túnel, aparece siempre la luz. Ojalá que esta crisis nos ayude a comprender que todos somos iguales y uno con el Universo, y que los destinos colectivos son más importantes que los individuales.

¡Gracias, Gracias, Gracias!

Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.
Martín Luther King