El antiguo arte del masaje con los pies

27 Dic 2018 lectura de 6 minutos
El antiguo arte del masaje con los pies

Para los entusiastas del masaje, tanto para aquellos ávidos por recibir como para los que disfrutan aprender a dar, resulta fascinante verificar la infinita cantidad de técnicas y estilos, especialmente cuando incursionamos en el ámbito de las técnicas étnicas.

Hace alrededor de 8 años, cuando todavía pensaba que las manos constituían la herramienta primordial para el oficio de masajista, descubrí estilos que no sólo incorporaban otras manipulaciones utilizando diferentes partes del cuerpo, como el shiatsu o el masaje tailandés, sino que algunas técnicas soslayaban sistemáticamente los miembros superiores como instrumentos en la ejecución del tratamiento, y además resultaban tan o más efectivas que las técnicas manuales que conocía.

Por medio de las líneas que siguen os introduciré a tres tipos de masaje realizado enteramente con los pies, proveniente de tres culturas diferentes. Me refiero pues al Abhyanga Pada, Ashiatsu y Yam Kham, originarias de la India, Japón y Tailandia respectivamente.

Comencemos por el más antiguo, los orígenes del Abhyanga pada se pierden en la noche de los tiempos. Su etimología deriva de la lengua sánscrita, y significa: abhyanga: masaje, y pada: pies. Este longevo arte ayurvédico fue practicado por los hindúes ya desde la época pre-védica y tiene raíces en el tantra. Alejado completamente de cualquier connotación sexual, sus principios filosóficos se encuentran expuestos en el Tantra Marga: textos del sendero de la expansión del Tan (la manifestación interna de la expansión de la energía total), entre los que cabe destacar el Maha Nirvana Tantra o el Dhurlavasara Tantra. Tales principios, aplicados a la práctica de este sistema de sanación, bien podrían resumirse en el siguiente postulado: "Si los músculos están relajados, la mente tiende a relajarse, si la mente se angustia el cuerpo también padece porque toda acción se origina en la mente". 

Ciertamente, me atrevo a sostener que sus efectos atienden perfectamente a su filosofía. El abhyanga pada atrae por su exotismo, y es que tenderse en el suelo y sentir la superficie de un pie en lugar de una mano hace toda una diferencia. Sus deslizamientos son lentos y suaves; los aceites, la combinación adecuada para equilibrar los doshas (constitución energética en la medicina ayurvédica).

El abhyanga pada hoy día se encuentra en el marco de un vasto conjunto de terapias dentro del vademécum ayurvédico, entre los que podemos mencionar el shirodhara (flujo continuo de aceite tibio sobre la frente), sirobasti (compresa de pasta sobre la cabeza), elakizhi (masaje con pindas de hojas medicinales), etc. 

Shiatsu con los pies

Pasemos ahora al Japón, el Ashiatsu tiene raíces en la medicina tradicional china, su nombre significa “ashi”: pie, y “atsu”: presión. También se lo conoce como “shiatsu con pies descalzos”, aludiendo a su parentesco con el shiatsu tradicional, que se practica a nivel del suelo, con ropa, y que a través de  una serie de presiones y rolados, fundamentalmente palmares y digitales a lo largo de los meridianos de energía, reequilibra el sistema energético del cuerpo.

Aunque íntimamente relacionados e incluso muchas veces utilizados de forma combinada, la versión podal del shiatsu nada tiene que envidiarle a su pariente manual, especialmente recomendado para los que gustan del masaje muscular profundo. Aunque  la presión puede ser controlada por el terapeuta, que se vale de barras,sillas o bien de un buen bastón, el pie puede ejercer tanta presión como varios pares de manos juntas. A principios de los 90, cuando el Ashiatsu llega a Norteamérica, la técnica fue modificada, orientándola más hacia el relax muscular que hacia el equilibrio energético.

De manera que en la actualidad podemos encontrar demostraciones y publicidades de Ashiatsu OBT (Oriental Bar Therapy), practicado directamente sobre la piel y con aceites, más parecido a un masaje sueco adaptado a los pies, que a su versión original.

Para terminar, describiré una de las técnicas más espectaculares que me ha tocado sentir y aprender.

Yam kham, terapia de fuego

El Yam Kham, traducido como “terapia de fuego”, tiene una innegable relación con el ayurveda. Se usan aceites calientes para abrir los poros de la piel, hierbas para inocular sus principios activos; y como en las otras técnicas descriptas anteriormente, también se realiza sobre colchoneta o futón en el suelo. Ahora vayamos a sus particularidades: en primer lugar, durante todo el tratamiento, que puede durar un máximo de 40 minutos, el terapeuta debe recitar no uno sino tres mantras diferentes en pali, una lengua secular derivada del sánscrito.

Los mantras tienen la función de instilar un estado de conciencia meditativo, prevenir las quemaduras, y pedir por la sanación del paciente.

En segundo lugar,  se necesitan dos cubos, uno con aceite y otro con extracto de jengibre amarillo (una variedad medicinal del jengibre que conocemos), unas barras o un bastón para sostén del terapeuta, y un recipiente con carbón encendido con una plancha de hierro encima.

Cabe destacar que dicha plancha es en realidad una herramienta para el arado, y debe haber sido usado durante no menos de 10 años en el campo para que pueda tener fines medicinales. Y es que solamente así los minerales de la tierra pueden impregnar el metal, necesarios para que luego se combinen con el aceite y las hierbas.Por último, el gabinete debe estar situado a cielo abierto. Más allá del notable efecto de la terapia, el yam kham resalta por su espectacularidad visual.

Chavutti thirumal

Para su ejecución, el terapeuta debe zambullir intercaladamente su pie en el aceite y el extracto de jengibre, deslizarlo por el hierro candente creando una lengua de fuego y vapor, y de allí al cuerpo del paciente. La escena es realmente impresionante, y si bien poco ortodoxo y molesto por las partículas de ceniza que se pegan al cuerpo, la sensación es tan agradable como efectiva.

En definitiva, se podrían redactar volúmenes enteros describiendo estilos y subestilos de masaje con los pies recorriendo Asia. Sólo por mencionar algunos que han quedado en el tintero, están el chavutti thirumal de la India, muy similar alabhyanga pada salvo porque se usa una cuerda en lugar de barras para el sostén; el kalari marma o masaje digitopuntural ayurvédico, el sausi balinés, que emplea los pies y piernas del terapeuta, e incluso el mismo masaje tailandés, con su famosa “caminata de espalda”.

Sin embargo, como dice el refrán: “más vale probar una vez a que te cuenten 10 veces”. En otras palabras, permitirse el placer de experimentarlo, nos proporcionará mucha más información acerca de lo que los pies tienen para escribir en las páginas de nuestro cuerpo.