Arcilla y cáncer

Sébastien Magniny
11 Ene 2017 lectura de 6 minutos
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El cáncer es la enfermedad de nuestro tiempo. ¡Uno de cada tres personas estará afectado, es el resultado de nuestros excesos! Alimentación de mala calidad, contaminación del aire que respiramos, el estrés, los fármacos que tomamos por cualquier dolencia con o sin prescripción, las materias sintéticas que nos rodean y nos visten,...! Todo se ha vuelto cancerígeno...

Para curarnos, la medicina alopática ha hecho avances muy importantes y se le ha dedicado muchísimos recursos humanos y científicos. Y si bien el resultado en la mayoría de los casos es un cura, sigue siendo un tratamiento muy agresivo con el cuerpo humano, que deja muchas secuelas y estigmatiza a las personas sometidas a estos tratamientos (pérdida de cabellos, mareos, pérdida de apetito, ultra sensibilidades a la luz por ejemplo, pérdida de uñas, retención de agua,...) y que no garantiza siempre una erradicación completa de la enfermedad además de debilitar mucho el organismo para el resto de vida del paciente.

Los efectos de la arcilla

Frente a estos problemas, la arcilla, como medicina complementaria, puede ayudarnos mucho.

Analizaremos sus efectos sobre las 3 fases de la curación alopática, quimioterapia, radioterapia y cirugía.

Sobre la quimioterapia

La quimioterapia es la difusión en el cuerpo (por intravenosa o por pastillas) de un compuesto de drogas, que juntas, atacaran el tumor para romperlo en pedazos y que sea eliminado por el cuerpo. Es una combinación de fármacos que supone una acción muy violenta para poder destruir el tumor (destrucción física de un tejido dañado).

La quimio actúa rápidamente al principio de la toma (más o menos las dos primeras horas). Después vienen los efectos secundarios que son debidos a que una buena parte de ella no va sobre el tumor sino que se desperdicia por el cuerpo, afectando partes no tocadas por el cáncer pero si vitales para nuestra vida. De hecho, la quimio puede molestar otros órganos y sobrecargar los dedicados a la filtración de los fluidos y eliminación de las toxinas (Riñones, hígado, páncreas, vejiga, sistema digestivo).

Cuando aplicamos la arcilla en cataplasma sobre una parte del cuerpo, esta va a sacar la inflamación y aliviar la dolencia, pero además va a extraer las toxinas de la parte tratada. Por eso, está aconsejado hacer cataplasma sobre el bajo vientre para ayudar la eliminación de la toxinas en la vida normal.

En el caso de la quimioterapia, la arcilla aplicada justo después de la toma (intravenosa), sobre el lugar de la tumor (pecho, útero, páncreas, vejiga,...) va a atraer y concentrar el compuesto inyectado y evitar su dilución en el cuerpo. Lo que significa dos cosas: que la eficacia va a estar muy incrementada y acelerada y que minimizamos la contaminación de otros órganos por la quimio. Lo que permite disminuir la cantidad de productos inyectados y disminuir la frecuencia de las quimio (Cuidado con hacer cataplasma sobre el hígado, eso concentraría las toxinas sobre él y podría sobrecargarlo (consultar antes)).

Además, permite aliviar mucho los efectos secundarios. El sabor a químico que perdura en la garganta del paciente después de la toma, desaparece con la aplicación del primer cataplasma. Desaparecen también los mareos y las ultra sensibilidades diversas, el apetito se mantiene. Puede evitar la pérdida de uñas, aplicando cataplasma sobre las extremidades. Permite también reducir las retenciones de agua en los miembros (síndrome del brazo gordo o en los tobillos) con aplicaciones regulares sobre las partes. En caso de pérdida de gangliomas y un sistema inmunitario deficiente, podemos aplicar arcilla para evitar cualquier complicación.

La persona recupera fuerza y ánimo y, lo más importante de todo, su dignidad y su capacidad de tener una vida normal.

Usos de la arcilla para ayudar en los tratamientos contra el cáncer

Sobre la radioterapia

En el caso de la radioterapia, la arcilla también tiene importantes e impresionantes virtudes. Es muy conocido el papel de la arcilla en la descontaminación de la gente sometida a radiaciones. El último caso que tenemos es el de Fukushima en Japón. Lo técnicos que trabajan ahí, en los lugares más contaminados, tienen que tomar una solución de agua y arcilla justo después de cada intervención. La arcilla aísla las partículas contaminadas y las evacua en las sales y evita que se estanquen y concentran en el cuerpo.

En el caso de la radioterapia, podemos hacer lo mismo y tomar un vaso de agua de arcilla después de cada sesión lo que permitirá la evacuación de las partículas radioactivas del cuerpo y evitar que se aglutinen dentro de nosotros. Además aconsejamos hacer cataplasma sobre la zona tratada, también justo después de cada sesión. Eso evitará las quemaduras, la aparición de placas rojas e irritaciones cutáneas y los picores. También eliminará esta sensación de vibración que se queda en los dientes después de cada sesión y que es muy molesta. También acaba con los mareos.

Sobre la cirugía

La última fase del tratamiento contra el cáncer. Muchas veces hace falta una intervención para ultimar el proceso de curación del cáncer, o bien para sacar un órgano dañado o bien para reconstruir una parte afectada (el pecho por ejemplo que es lo más corriente). Digo última fase porque a este nivel el paciente está muy afectado por su tratamiento y su cuerpo no está en las mejores condiciones para soportar otro traumatismo que es la cirugía. Lo que significa que le viene bien una ayuda.

La arcilla tiene grandes virtudes cicatrizantes y antisépticas. Para eso, basta con aplicar cataplasma sobre la cicatriz cada día para estimular el proceso de cicatrización, acelerarlo y evitar marcas importantes y muy molestas. También sus cualidades antiinflamatorias permiten un alivio rápido del dolor. La arcilla actúa como un potenciador para el cuerpo, poniendo a su disposición un depósito de minerales y oligoelementos necesarios a la reconstrucción de los tejidos. Esto permite también acortar el tiempo de cicatrización. Además la arcilla evita cualquier complicación, como las infecciones o las reacciones inflamatorias. Y todo esto respetando las particularidades de cada uno, sin efectos secundarios ni reacciones, ni alergia ninguna y preservando la integridad biológica de nuestro cuerpo.

¡La arcilla, un gesto de amor!