Transformarse en un buen Canal Reiki

Lau Zentroa
9 Mar 2024 lectura de 4 minutos
Transformarse en un buen Canal Reiki

La adquisición de conocimientos es un proceso artístico que demanda tiempo, observación, silencio, reflexión, práctica, asumir errores, perseverar en nuevos intentos, búsqueda personal, adaptación y ajuste al nuevo conocimiento.

El acto "saber" conlleva una transformación interna, y este proceso es un camino que cada individuo debe recorrer, comprometiéndose en la práctica constante de la disciplina de invertir tiempo en el arte del aprendizaje.

El venerable maestro Mikao Usui, con sabiduría inigualable, guió a diversos discípulos en las profundidades de las enseñanzas Reiki. Con devoción, transmitió conocimientos fundamentales a través de manuales, delineando meticulosamente los niveles de Shoden, Okuden y Shinpiden. No obstante, su método trascendía la mera estructura modular, enfocándose en la evolución gradual de los practicantes hacia niveles más elevados mediante la dedicación y la práctica constante.

Posteriormente, el discípulo ejemplar Chujiro Hayashi, continuador del legado de Usui, erigió una clínica donde desplegó sus conocimientos. Aquí, alumnos, imbuidos de compromiso y pasión, ascendían de grado después de períodos específicos de práctica intensiva. El primer grado requería tres meses de inmersión, seguido por el segundo grado, para el cual se necesitaban nueve meses adicionales de compromiso. Solo aquellos que perseveraban con dedicación llegaban al tercer grado, comprometiéndose por dos años más.

¿Por qué compartimos esta narrativa? Es un reflejo elocuente de la distinción entre ser simplemente un canal Reiki y ser un buen canal Reiki.

En Europa, aunque nacemos como canales Reiki innatos, la mayoría de nosotros, al madurar, olvidamos la capacidad de canalizar conscientemente la energía Reiki. Nuestros sentidos sutiles se atrofian por falta de uso, la confianza en nuestra intuición se desvanece y nuestro canal central se debilita.

La iniciación Reiki actúa como un renacimiento, restableciendo la capacidad de canalizar energía conscientemente y purificando y fortaleciendo nuestro canal central. A medida que recibimos más iniciaciones, nuestro canal se expande y adquiere la capacidad de manejar niveles más elevados de energía.

Entonces, ¿por qué la necesidad de meses de práctica Reiki si una breve iniciación nos otorga la capacidad de ser canales conscientes?

La iniciación es vital, pero el auto-trabajo y el desarrollo de habilidades sutiles también son esenciales.

El manejo de Reiki implica no solo aprender a canalizar energía a través de las manos, sino también comprender la naturaleza de la energía canalizada, sus efectos en el cuerpo energético, así como las leyes que rigen su manejo. La práctica constante es crucial para entrenar los sentidos sutiles, aprender el propio lenguaje energético y desarrollar la capacidad de manejar la información recibida durante una sesión Reiki.

A diferencia del aprendizaje de la conducción, en el camino Reiki, el contacto con la energía induce cambios físicos, emocionales, mentales y energéticos en el practicante. Estos cambios, enriquecedores y transformadores, nutren la mejora personal y conducen gradualmente a convertirse en un buen canal Reiki.

Entonces, ¿qué significa ser un buen canal Reiki?

Implica no solo tener un canal central y un sistema energético fuerte, capaz de manejar una gran cantidad de energía, sino también ser un canal limpio. Esto significa ser un puente puro entre la energía y su receptor, sin interferencias personales durante el proceso. Este aspecto es desafiante y requiere dejar de lado el juicio, escuchar con atención al receptor y a la energía, desapegarse del resultado, respetar los ritmos y cultivar la compasión.

El camino hacia ser un buen canal Reiki es un viaje de auto-descubrimiento y servicio continuo. Para facilitar este proceso, el maestro Mikao Usui nos legó una guía invaluable a través de los 5 principios de Reiki. Estos principios actúan como faros, iluminando el sendero hacia la coherencia, el autoconocimiento y la entrega al servicio compasivo. En sí mismos, son un recordatorio constante de la nobleza del camino Reiki y su potencial para transformar no solo a los practicantes, sino también al mundo que los rodea.