Importancia del vínculo en el embarazo

Veronica Sessarego
3 May 2018 lectura de 11 minutos
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La embarazada es una mujer normal, que está transcurriendo una etapa de su vida para la cual su cuerpo, su mente y su espíritu están perfectamente adaptados pero cobra diferentes características según las diferentes culturas. Además de configurar un fenómeno común básico del ser humano en general, se presenta de manera distinta en cada mujer y en cada uno de los partos.

La mujer normal y adaptada que se siente bien con respecto al embarazo hará sin sobresaltos la transición a la maternidad. Las mujeres que corren peligro son quienes ingresan en la gestación sumidas en cierta confusión emocional. Muchas veces, esto pasa inadvertido quedando así relegada el área emocional de la futura mamá. Si bien el obstetra, la partera y demás profesionales que abordan el área prenatal controlan en la mujer la presión arterial, el aumento de peso, los latidos cardiacos, todo ello está relacionado con lo fisiológico, que si bien es importante, no hay que descuidar tampoco la psique.

El embarazo genera profundos cambios

La mujer llega al embarazo con una historia dada, un ego formado y una personalidad para hacer frente a la realidad; si algo de ello se ve amenazado por el motivo que sea, es evidente que va a repercutir en el embarazo y a veces, demasiada presión hace que surja el peligro (para ella y para su hijo).

Profundos cambios en el embarazoEl embarazo genera profundos cambios, que no sólo se producen en el vientre de la mujer, sino que modifican la propia vida de ambos miembros de la pareja y en ocasiones, altera la característica del vínculo.

La noticia del embarazo quiebra un esquema en al relación, aún cuando éste sea buscado. Una panza que empieza a crecer no es sinónimo de una pareja que también lo hace.

Como primera medida, los futuros padres deben adaptarse a la noticia; la tarea en la mujer será aceptar ese "cuerpo extraño" dentro de ella: cambios en su cuerpo, náuseas y otros síntomas fisiológicos pueden expresar el lado negativo de la ambivalencia de la mujer, mientras que conscientemente ella puede estar adaptándose con entusiasmo a su rol. Luego, en forma gradual, esta ambivalencia se ira transformando.

En otros casos, no es fácil ser madre, precisamente si la relación de la gestante con su propia madre no es buena; por el contrario, si aún perdura en la futura mamá una fuerte necesidad de ser cuidada, aunque ahora esto se traslade a la pareja, a los amigos a la propia madre o a los superiores en el trabajo. Justamente, esta relación de ser sostenida, protegida puede entrar en conflicto con la contradicción de pasar a cuidar, dejar de ser la hija, ceder el sitio infantil, para mirar al mundo desde otra posición, que implica mayor responsabilidad.

Como terapeutas debemos tener en cuenta todo ello e indagar en la embarazada (directa o indirectamente) cuál es el lugar que viene a ocupar este bebé dentro de su vida, ya que una cosa es lo que provoca en una mujer el vivir con el "deseo" del embarazo y otra diferente es "materializarlo".

Después de la confirmación del embarazo, la percepción de los primeros movimientos fetales es el siguiente acontecimiento decisivo para los futuros padres. Luego, los padres empezarán a experimentar al futuro hijo como a un individuo y el feto contribuye a su propia individuación por medio de movimientos, ritmos y distintos niveles de actividad. Aquí, con estos movimientos, es cuando el bebé se hace "presente" y en donde se comienza a establecer el vínculo.

Sobre el vínculo prenatal

No hay nada más íntimo que el contacto entre el bebé y su madre dentro del útero materno.

El vínculo intrauterino no funciona por medios puramente mecánicos; para que se produzca es preciso amor hacia el niño y la madre necesita comprender sus propios sentimientos; o sea, "despertar su escucha" que la conectará con su interior, con sus sensaciones y sus sentimientos.

El vínculo es la manera particular que tiene un individuo para conectarse con el otro, para establecer una relación, que es única y duradera a lo largo de la vida.

La vida está en continuo movimiento. Lo que ocurre a los veinte o a los cincuenta años nos influye y nos altera de forma diferente. Sin embargo, los acontecimientos nos afectan de manera muy distinta en las primeras etapas de la vida. Es de tener en cuenta que al niño que está dentro del útero lo que le afecta lo hace de manera directa. Por ese motivo las emociones maternas se graban tan profundamente en su psique y su fuerza sigue siendo tan poderosa más tarde, en la vida.

El bebé por nacer necesita las caricias suaves de la madre sobre el abdomen, la placidez y el bienestar de ella, que le demuestre interés y preocupación al niño por nacer, que está alimentado con su propia sangre.

Los científicos que han trabajado con la hipótesis de que el feto oye, reacciona ante el sonido y aprende de él, dentro del útero, con los resultados obtenidos ahora sabemos que:

  • El oído es el primer órgano sensorial que se desarrolla dentro del útero.
  • El sistema auditivo empieza a funcionar de tres a cuatro meses antes del nacimiento. Entre las semanas 28 y 30 de gestación, el feto comienza a reaccionar a los sonidos exteriores mediante cambios en el ritmo cardíaco y el comportamiento.
  • Determinados sonido pueden afectar a la estructura y funcionamiento del sistema auditivo del feto.
  • La familiarización con sonidos concretos antes del nacimiento podría inducir una sensibilidad especial a, un reconocimiento de, e incluso una preferencia por esos sonido después del nacimiento.
  • Por lo tanto, el feto humano es capaz de aprender en un grado que puede influir en su comportamiento después de nacer.

De esta manera, se puede sacar provecho de esta facultad auditiva funcional para estrechar el vínculo madre-hijo.

Para la madre, estar a la escucha del hijo implica toda una actitud. Si la madre comprende que su niño por nacer oye, le permitirá iniciar un intercambio, un diálogo imaginario compuesto por palabras y gestos emotivos.

Se puede decir que creando un vínculo afectivo prenatal se brinda una experiencia de seguridad y renovación, como una fuente de placer, para ambos: los padres y el bebé por nacer. Tanto la música, las voces como la presencia de ambos padres son recursos necesarios para crear momentos llenos de amor, alegría y formar así un vínculo afectivo prenatal.

En el mundo de las relaciones sensoriales que madre e hijo comparten, el hijo por nacer percibe las actitudes de su madre para con él, ya sean éstas de amor o de rechazo.

Tal vez, estas actitudes pueden tener una profunda influencia sobre su desarrollo y su futuro psíquico, sobre el parto y también, el vínculo posterior madre-hijo. El vínculo madre-hijo no tiene por qué ser consciente; pero conocer la riqueza de la capacidad de percepción del niño confiere un valor especial a este vínculo, permitiendo a la mujer y a su pareja, tener una relación más rica con su hijo antes del nacimiento.

Musicoterapia en la relación prenatal

La musicoterapia en la relación prenatalLa comunicación entre la mamá y el bebé por nacer se puede ir trabajando en musicoterapia, desde un vínculo prenatal: a través de distintas imágenes en donde la mamá pueda visualizar al bebé dentro del útero, acariciarlo con la respiración, envolverlo con la voz, por intermedio de instrumentos musicales y canciones, por medio de caricias sobre su vientre. De esta manera, se buscará lograr una mejor conexión de la madre respecto de su hijo desde la vida prenatal para que llegado el momento del nacimiento, el instinto de unión sea más fuerte y se pueda establecer el vínculo extrauterino lo más pronto posible.

Se intentará crear un espacio en donde la mamá pueda explorar sus emociones, sentimientos, temores, relacionados con todos los cambios que compromete el embarazo, tanto en lo físico, en lo mental como en lo emocional; de esta manera, al incurionar en estos terrenos descubrirá qué sucede en su interior, teniendo la posibilidad de exteriorizarlos dentro de un contexto de adecuada contención.

Dentro de la musicoterapia se prepara a la madre para un vínculo afectivo con el bebé por nacer, tratando de generar condiciones para que aquellas interferencias que alteran la percepción no influyan en la relación madrehijo. Ya que se debe pensar al vìnculo intrauterino y al vínculo extrauterino como parte del mismo continuo vital, porque lo que sucede después del nacimiento es una elaboración y depende de lo que ocurrió antes de èste.

Diferentes autores manifiestan que el mejor periodo para el vínculo extrauterino son las horas y los dìas inmediatamente posteriores al parto y, para el vìnculo intrauterino, los tres últimos meses de embarazo, y sobre todo los dos últimos, a esas alturas el niño está fìsica e intelectualmente lo bastante maduro como para enviar y recibir mensajes muy completos.

Por todo ello, es que considero fundamental el poder transmitir esta información a las gestantes, ya que en la mayoría de los casos desconocen el alcance de poder comunicarse con su niño "in ùtero" y sobre todo, que pueden establecer una comunicación con este niño por nacer desde el embarazo ya que el bebé, además de oìr, percibe las sensaciones y emociones que su madre le deriva. Sólo que el bebé no puede establecer el vìnculo por su cuenta, sino que, esta madre debe demostrar amor hacia el niño y a su vez, comprender ella misma sus propios sentimientos.

La musicoterapia dentro de la obstetricia puede mejorar la calidad del embarazo promoviendo la salud, tanto la de la mamá como la del bebé, logrando un vínculo sano entre ambos. Entre otras cosas, la musicoterapia favorecerá a:

  • Ayudar a que la mamá pueda transitar cada etapa del embarazo y disfrutarla.
  • para que los sentimientos y las emociones de la mamá vayan creciendo junto con su vientre; o sea, que la mamá pueda transitar cada etapa del embarazo y disfrutarla.
  • Para aquéllas mamás que trabajan hasta el último día de gestación para luego del nacimiento poder disfrutar del bebé; entonces cuando se encuentran con el recién nacido, dan cuenta que no disfrutaron del embarazo, queriendo volver el tiempo atrás.
  • Para encontrar un tiempo y un espacio en donde poder disfrutar de la comunicación a través de los recursos musicales con el niño por nacer.
  • Para establecer una relación temprana con su niño intrauterino, de esta manera, que ambos se vayan conociendo antes del nacimiento.
  • Afianzar la relación de pareja y favorecer un vínculo sólido de ambos progenitores con el niño por nacer.
  • Que la mamá pueda percibir al niño dentro del útero, que entienda que ella le transmitirá todas sus sensaciones y que pueda ser consciente que ella es la conexión con el mundo exterior que rodea al niño.

La música es un recurso para establecer y nutrir el vínculo afectivo con el bebé por nacer.

A través de canciones, se puede expresar amor, los deseos y anhelos de los padres respecto de su hijo. También realizar actividades que tengan que ver con la contención, la comunicación, el poder visualizar al niño, comprobar cómo se modifica la frecuencia cardiaca del bebé cuando éste escucha música o cuando los padres le cantan; ayudará en la actitud de los padres y en la comunicación entre éstos y su hijo.

También, que por medio de la musicoterapia, la mamá pueda indagar, descubrir y escuchar qué dice su mundo interior; mirar profundamente, conectándose con sus propias emociones y con su bebé; meterse hacia adentro para poder registrar miedos, ansiedades, angustias y después poder sacar todo hacia el exterior, para que ello no perturbe la relación con su bebé.

Por medio de la utilización de diferentes recursos musicales, técnicas y actividades es que se intentará crear en el útero, un entorno cálido y emocionalmente enriquecedor; en el cual la mamá (o ambos progenitores) puedan establecer una comunicación fluida de emociones y sensaciones con su niño por nacer, a través de la música.