Hay muchos e interesantes artículos sobre las cualidades del aceite de pepita de uva. Todos vienen a decir lo mismo: rico en ácidos grasos omega-6 y omega-9, gran porcentaje de vitamina E, etc. Pero y su producción, ¿son “unos cuatro granos mal contados” y por lo tanto irrelevante? O ¿es lo suficientemente importante para tenerlo en consideración?, y su rendimiento (litros por tonelada de semilla), ¿es lo suficientemente alto para que industrialmente sea rentable su producción?
Según la Revista de la Sociedad Química del Perú, la doctora Dña. Maritza Barriga-Sánchez doctora en Ciencias Ambientales y directora de Investigación, Desarrollo, Innovación y Transferencia Tecnológica del Instituto Tecnológico de Producción del Perú, y su equipo de colaboradores, Dña. Anna Churata Huanca y D. Óscar Tinoco Gómez, Doctorados en la Universidad Nacional Mayo de San Marcos, Lima (Perú), en un trabajo científico del 2018 sobre optimización del rendimiento de la extracción de aceite de semillas de uva (vitis vinifera) llegaron a interesantes conclusiones. Pero antes, veamos un poco de contexto.
Si el título de este artículo atrajo tu atención es porque conoces o puede que alguna vez oíste sobre Biomagnetismo. También es muy probable que al igual que yo, eches de menos disponer de libros sobre este tema y sabrás que son pocos y escasos en las bibliotecas.
Una gran parte del conocimiento sobre Biomagnetismo solo se encuentra en publicaciones disponibles en internet y artículos digitales. Es por esta razón que escribo este artículo, basado en una recopilación de preguntas formuladas por consultantes en mis sesiones en esta primera parte, y os prometo que pronto escribiré una segunda parte con las preguntas hechas por los estudiantes en los cursos de Biomagnetismo.
Vemos juntos cuánto sabemos sobre está moderna y eficaz técnica, para facilitar la lectura las he agrupado en preguntas hechas por consultantes y por estudiantes. ¡Vamos allá!
Hay quien la define como arte, “el arte de recuperar la salud, la belleza y el bienestar a través de la utilización de los aceites esenciales de las plantas”, y otros la definen como una ciencia que, basada en la compleja combinación química de los aceites esenciales, persigue una acción terapéutica determinada ligada a su composición.
Personalmente prefiero aunar las dos definiciones, para usar la aromaterapia necesitamos conocimiento e intuición, conocimiento sobre las propiedades, efectos y composición de las materias utilizadas y la intuición suficiente para entender que “la salud, la belleza y el bienestar son fruto de la armonía entre el cuerpo y la mente” y que “la función de los aceites esenciales es restablecer esta armonía”.
El término Biodanza fue creado a partir de una vasta elaboración semántica. El prefijo “Bio” deriva del término Bios que significa vida. La palabra “danza” en la acepción francesa significa movimiento integrado. La metáfora seria: “Biodanza, danza de la vida”.
Rolando Toro define a la Biodanza como “un sistema de integración afectiva, renovación orgánica y reaprendizaje de las funciones originarias de vida, basado en vivencias inducidas por la danza, la música, el canto y situaciones de encuentro en grupo.” (1986). Su propuesta consiste en activar, mediante ciertas danzas, potenciales afectivos y de comunicación que conecten consigo mismos, con los semejantes y con la naturaleza.