La práctica de mi trabajo como terapeuta y maestra de Reiki me ha enseñado que así como es importante conocer las técnicas de esta terapia, lo es en igual o mayor medida la capacidad de acercamiento a los pacientes y alumnos. La apertura de corazón, la empatía, la comunicación a niveles profundos, potencian el resultado del tratamiento. Así, cada sesión se convierte en un intercambio de energía amorosa y sanadora en el caso de los pacientes y en un aprendizaje enriquecedor en el caso de los alumnos.
Desde ese reconocimiento del Reiki como una potente herramienta de crecimiento personal, nace en mí la necesidad de realizar talleres de Reiki para niños y para adultos. Cuando aprenden Reiki los niños crecen felices, conscientes y en armonía. En el caso los adultos, el aprendizaje de algunas técnicas de relajación y meditación supone una ayuda importante a la hora de gestionar el estrés y la ansiedad.